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Nagara

Paranoias de clase

Pero vamos a ver, que hay profesores cabrones lo sabe to dios. Además allá donde estés, allá donde habrá uno. No se si se contagian o ya nacen así. Y me preocupo. Miro al cabrón-calvo-canijo-malaje, lo miro a los ojos que esconde tras unas gafas de culo-botella. Intento mirar a aquel estudiante que una vez fue, que tenía sus ilusiones y sueños, que esperaba revelar el hallazgo del eslabón perdido. Le pondría su nombre, manejaría una expedición arqueológica, escribiría libros, saldría en las revistas de historia, en el Nathional Greografic, documentales, premios, homenajes... y ZAS, terminó la carrera y la vida lo aplastó como a una hormiguita. Empezó a dar clases en el instituto pero, solo por un tiempo. Luego se pasó a la universidad. Mientras tanto cátedras, ensayos, viajes... Todo sería útil cuando pudiera dejar de dar clases... Pero el tiempo corría veloz, se casó y tuvo a dos niñas, y seguía dando clases. Cada vez sus sueños iban muriendo. Y así llegó a los 58 años, en el mismo lugar, dando clases. Con más experiencias, y escritos, y paranoias, pero sin haber descubierto al eslabón, sin haber realizado ni uno de sus sueños. Y ahí está, delante de 40 personas, unas atienden, otras disimulan como si lo hicieran, la mayoría dormitaba. Las 4 de la tarde. Era consciente de que la hora era una putada, además ni siquiera se esforzaba ya en dar clases animadas y participativas. Año tras año su espíritu se fue muriendo. Era una pasa. Quizá su vida no fue así, pero estoy casi segura de que sí. Y tras tanto mirarlo me da pena, y miedo, no quiero terminar como él. Casi ternura me entra. Entonces se me acerca con sus ojillos azules , fríos como el hielo, muertos como su espíritu, y me da mi trabajo con un 3 de nota. " Me cago en tu puta madre so cabrón!!" , pienso, y entonces se me va toda la ternura y pena, y se me queda un sabor amargo y un cabreo que me llena el cerebro.

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