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Nagara

En la alfombra

Estaba sentada en la alfombra del dormitorio, con la parte de abajo del pijama (ese tan ridículo, el de ovejas rosas que espantan cualquier atisbo de erotismo) y una camiseta interior de tirantes. Era de madrugada, la pequeña lámpara acariciaba las sombras. Y sin saber cómo ni por qué, me sentí pequeña, muy pequeña, minúscula, y sola, muy sola (en realidad solo tomé conciencia de mi ser, pues somos átomos en el planeta, y nacemos y morimos solos) Extendí las manos y vi que en una de ellas había todos los sueños y deseos que se perdieron o maté. Y en la otra ganas de seguir descubriendo la vida. De repente Fito (con sus fitipaldis) cantó, yo sonreí y me sentí abrazada por el universo.

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