Huir, soñar, volar.
Quizá allá, en la frontera del fin del mundo, el espíritu pueda emprender el vuelo, sin que nada lo estorbe, sin que nada lo amarre.
Puede que nada le duela y un gran abrazo de amor lo atrape, haciéndole olvidar todos los momentos de soledad y angustia.
Pero acá, el frío congela el corazón y lo hace estremecer de dolor.
Huir, soñar, volar.
Dormir, pues al fin y al cabo, dormir es la manera más fácil de soñar, o de no vivir, que es volar y huir.
Puede que nada le duela y un gran abrazo de amor lo atrape, haciéndole olvidar todos los momentos de soledad y angustia.
Pero acá, el frío congela el corazón y lo hace estremecer de dolor.
Huir, soñar, volar.
Dormir, pues al fin y al cabo, dormir es la manera más fácil de soñar, o de no vivir, que es volar y huir.
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