500 años.
Como 500 años tendría aquella mujer. Marchita, apergaminada, curtida, con un moño cano, un traje negro, sentada en una silla de mimbre a la puerta de una casa tan vieja como ella. Miraba al infinito ( o no miraba, porque sus ojos no se sabía sin eran azules desde siempre o sólo ahora por las cataratas), quieta, una hora, otra hora, un día, otro día... Serena, vieja, curtida... Sólo una mujer que ha pasado por tantos años sabe estar así, sin esperar nada, sin esperar a nadie. La vieja, la llamaban en el pueblo. Era parte de él, como un monumento. Ni ella misma sabía cuándo había nacido. A veces contaba historias tan extrañas que nunca se sabía si eran reales o producto de su vejez. 500 años tendría la vieja.
2 comentarios
Arakne -
Besos Nagara :)
susana -